Técnica/Medio
Instalación
Lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en mi trayectoria por la academia es mi interés por el dibujo académico y mi lucha constante en todas las clases que no estaban referidas a ello. Me costaba mucho concentrarme en materias en las que los ejercicios no estaban en mi rango de interés y que me hacían pensar cómo estaba perdiendo mi tiempo, ese que podría aprovechar en clases como dibujo, pintura, grabado… talleres que me hacían brillar la mirada y me generaban no sólo interés, sino mucha ilusión. Ilusión de la técnica, de las formas de resolver por medio del dibujo.
Llegué incluso a tomar clases particulares para pulirme, para suplir ese tiempo que quitaba la academia en tareas que yo sinceramente no quería hacer. No puedo decir que no aprendí nada en esos espacios, (que llegué a considerar muchas veces de relleno), pues me sirvieron como puente con referentes y formas de hacer que me eran ajenas. Es así como empecé a indagar sobre el trabajo de algunos artistas que respondían a mi interés y que para ese momento se me presentaron como respuesta a mis inquietudes e incomodidades. Con artistas nacionales como Nicolás Uribe, Johan Barrios y el extranjero César Santos confirmé que la pintura “de atelier” y el dibujo académico siguen muy vigentes aún; los dibujos y pinturas de Johan, gozan de una exquisita técnica académica y es evidente su excelente manejo de la figura humana, misma que se manifiesta en la obra de Nicolás quien aplica ciertas modificaciones a los cuerpos que retrata, cosa que sería imposible de hacer sin un conocimiento y un dominio previos de dicha técnica. El denominado sincretismo pictórico de César Santos, por ejemplo, responde con herramientas y técnicas del pasado a preguntas e inquietudes del presente y eso por un lado calmó mis dudas sobre si lo que yo deseaba hacer, con las herramientas y técnicas que iba haciendo mías, podía responder a las exigencias de la academia. A pesar de esa repulsión severa que tuve por el arte conceptual hubo un tiempo en el que llegué a sentirme algo identificado con él, pues no podía ignorar trabajos como los de José Alejandro Restrepo, cuyas instalaciones llegaron a deslumbrarme realmente, tanto por su contenido, como por su ejecución y el uso de materiales poco convencionales. Pero a pesar de ese deslumbramiento, nada de eso llegó a convencerme tanto como lo sigue haciendo hoy día el dibujo.