LA INCIPIENTE TEORÍA ROMANTICA DE LA AUTOEXPRESIÓN
El proyecto es una consecuencia directa de su investigación de hace muchos años, en la que dibujos, collage, grafismos y publicaciones relacionadas con el cómic y el fanzine, ahora se convierten en una ambiciosa e intrincada instalación que incorpora objetos, materiales, estructuras escenográficas, mecanismos de acción y video. Se propone crear un espacio donde el espectador entra a una especie de sucesión de viñetas cargadas de un humor y un patetismo muy particular. Su trabajo es de gran pertinencia en el campo del arte actual, con una estética muy coherente que reflexiona visualmente sobre las relaciones, las ambiciones y los fracasos humanos a varios niveles personales, sicológicos y sociológicos.
Juan Mejía
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El interés por la pintura, el “collage” y los impresos, lleva a Andres Frix Bustamante y sus proyectos, a cuestionar las nociones de orden, racionalidad y la idea de unidad. Su estrategia consiste en crear obras perturbadoras que en ocasiones se presentan como obras superficiales, pero que esconden serias preguntas acerca de la responsabilidad moral del artista con relación a los valores y creencias del mundo occidental. Se sirve para ello de montajes paródicos de imágenes cotidianas, en los que muchas veces incluye su propia imagen, construcciones que plantean numerosas referencias que reflejan su propio “yo”, contribuyendo esto al cinismo de su trabajo; cinismo latente en sus “frixografias” (grafías elaboradas por frixo).
“La pertinencia local como global de sus referencias iconografías. Su poder de conmoción; combina ternura y patetismo”*
*Michelle Faguet- Juan Mejía, XII Salón Nacional de artistas Jóvenes.
Una de las cosas más importantes en la forma de hacer de Andrés Bustamante es que todo su trabajo atiende siempre a dos líneas paralelas: intenta entretener al público y al mismo tiempo dejarle chocado, interrogante, si se quiere. Intenta comentar las rarezas y excentricidades de la existencia moderna, la actuación política y crítica del arte, la conciencia del absurdo de la vida contemporánea, y la revisión y cuestionamiento de todos aquellos aspectos profundamente subjetivos de la cotidianidad. Si bien comenzó pintando y defendiendo la disciplina ante su desprestigio frente a las otras técnicas contemporáneas, no se cerró a ella ya que a lo largo de su trayectoria cuenta con, collage, dibujos, instalaciones, diseño de fanzines.
El proyecto LA INCIPIENTE TEORÍA ROMANTICA DE LA AUTOEXPRESIÓN pretende, aunque sea por un instante breve de baja espectacularidad, pero alta relevancia, incidir y modificar aquello que percibimos de una forma incuestionable y segura. Algo que, desde la herencia revisada del dadaísmo, el punk, el arte conceptual, el frikismo seudocientífico y las más diversas manifestaciones del underground, sitúan la propuesta en un conceptualismo descreído que, en equilibrio entre el sentido del humor y la incidencia de raíz micro política, problematiza el acto de creación y circulación de las prácticas artísticas en nuestro país: el uso de la autocrítica como exploración de nuestra relación con los entornos inmediatos que nos son dados.
Lola Granados
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A pesar del desenfado instalativo de la estructura que le permite asomarse en este espacio agreste, aparentemente apacible, el montaje visual no carece de interés para la mirada contemporánea, sensible al trazo que atrapa la ignomia de nuestros tiempos con sus apuntes, veloces como un rayo en medio de esta noche oscura. La propuesta no padece algunos de los manierismos conceptuales que desconsuelan tanto del arte contemporáneo. Correlaciona imaginativamente imágenes provenientes de situaciones diversas negándonos la posibilidad de contar una sola historia. El pensamiento se expresa mediante este gesto fragmentado, el cual es todo lo que queda una vez el artista tiene el coraje de enfrentar sus más sólidas certezas y procede a fulminarlas con un trazo rápido y violento sobre sí. En efecto, se trata de una subjetividad en cierne, que “está esperando algo”, quizá la disolución final de su sí mismo para renacer luego en otra obra sin recoger ninguna de sus cenizas. El desenfado de Bustamante, entonces, no es incapacidad plástica. No obstante, es justo decir que dentro de este libreto y en el espacio específico que le fue asignado, no podía hacer mucho más, así los curadores nos indiquen en su Prefacio a la Sumisión Contemporánea, que con sólo leer lo que nos sale al encuentro con las anteojeras de su dispositivo teórico, obtendremos la pátina necesaria para que surja ante nuestros ojos “arte contemporáneo”.
EL DISCRETO ENCANTO DE SER CURADOR DE ARTE CONTEMPORÁNEO EN BOGOTÁ D.C. Texto de Jorge Peñuela.