El techo de cristal es una teoría en la que se señalan una serie de barreras invisibles que tienen las mujeres al momento de desenvolverse en su vida profesional, éstas barreras tienen su antecedente histórico en la división sexual del trabajo que ha forjado por siglos la creencia de que las mujeres suelen ser menos responsables debido a su rol como amas de casa, así mismo, no son tomadas en serio por considerárseles “débiles” y “sensibles”. Ésta teoría suele dividirse de dos maneras: la segregación vertical, donde hay unas posiciones jerárquicas que suelen ser más evidentes en cargos administrativos, o la segregación horizontal, en donde hombres y mujeres pueden gozar de los mismos cargos, pero los divide una serie de violencias pasivas tales como la brecha salarial o invisibilización de su trabajo.

La intervención feminista en la historia del arte ha permitido que ésta teoría se haya ido evidenciando en las formas en las que se han construido las narrativas acerca de las mujeres en el arte y cómo el mito del “genio” influye a la hora de calificar las obras femeninas frente a las masculinas.

Es así como esta investigación tiene como intención señalar la manera en la que se evidenciaron estas barreras del techo de cristal en el arte nacional tomando como estudio de caso la vida y obra de Emma Reyes, usando como fuente principal las anécdotas contadas por la artista en las cartas enviadas a Germán Arciniegas.